Aquellas lluvias y estos lodos

Al meu país la pluja no sap ploure / o plou poc o plou massa

En 1962 Raimon todavía no había compuesto esta canción, tampoco el Diguem NO, que se convirtió en un himno antifranquista. Pero anticipaba un presente deudor de nuestro pasado. Ciclos de sequía y de lluvias torrenciales.

Barrio de La Cogullada, Rambleta, antiguo campo de los Kubalas.

Terrassa, septiembre de 1962

Ahora agravado por la emergencia climática y el negacionismo. La especulación urbanística y la corrupción, añadidas al desmantelamiento de los servicios de prevención y el abandono de responsabilidades políticas, agrandaron la catástrofe. Sucedió en Valencia, ahora se cumple un año [29 de octubre de 2024]. 229 víctimas mortales e inmenso lodazal.

En mi ciudad, Terrassa, a finales de septiembre de 1962 las aguas de la Riuada se llevaron a cientos de familias, la mayoría llegadas del sur. Se han cumplido ahora 63 años. Más de mil personas fallecieron sepultadas en las rieras del Vallés. Cientos de cuerpos fueron arrastrados hasta el mar. El Mediterráneo que cantó Serrat. Se inundó el Cine Doré, y se anegaron algunos sueños infantiles tal como narré en mi primera crónica. Cuando escribo ahora llueve sobre mojado en las tierras de la ribera baja del Ebro. “Nunca vimos nada igual”, afirman los más veteranos achicando agua y barro. Coincide con una encuesta sociológica del CIS, donde se afirma que más de un 21% de la población cree que la dictadura fue buena o muy buena, son jóvenes y también de otras franjas de edad.

No es un fenómeno único en Europa, pero tenemos algunas singularidades. En nombre de la patria y de la fiesta nacional, y allí donde tienen mayoría, se desmantelan las consejerías y concejalías de cultura, se derogan las políticas de igualdad y de memoria democrática, y se eliminan los servicios de prevención: riadas e incendios. Emergen en su lugar las mantillas y las figuras del toreo, y generosas partidas del erario público. No importa que la fiesta taurina esté cada vez más alejada de la gente joven. Sirve para lucir monteras y peinetas. Puros, sangre y estoques dedicados. Todo muy rojigualda.

Hubo un tiempo de plomo y de tormentas en que Pablo Guerrero anunciaba que Tiene que llover a cántaros. Para lavar la suciedad, la hambruna y el horror de la dictadura. Que es tiempo de vivir y de soñar y de creer que tiene que llover a cántaros.

Dulce Chacón y Almudena Grandes nos narraron episodios de nuestra historia reciente. Dan nombre a muchas bibliotecas. Resucitaron voces ahogadas y crónicas de resistencia y de alegría. María Teresa León y María Zambrano convirtieron la melancolía del exilio en reflexiones útiles para andar por la vida.

Urge llevar estas antologías a las aulas, por imperativo democrático.  Nuestros adolescentes desconocen la geometría de la hambruna española durante el franquismo, ignoran los males endémicos de la injusticia social y, también, la generosidad de una gente y una generación irrepetible. Para que haya servido de algo tanto desvelo. Para que no se pierda el poema bajo el sombrero. Como nos canta Pedro Pastor en Los olvidados.

Domènec Martínez García

Notas:

Este artículo ha sido publicado en Libreopinante. El periódico de opinión. El 19 de octubre de 2025. En el espacio titulado Tejiendo memorias. Con el título: Riadas y lodos.

https://libreopinante.es/noticias/domenec-martinez-garcia/riadas-y-lodos

En esta entrada incorporo el enlace del artículo publicado en este Blog en 2024, con algunas fotografías.

Notas añadidas:

Actualment l’Ajuntament de Terrassa i el CEHT, disposen de molta informació sobre la Riuada de 1962, un abans i un després a la vida de moltes persones de més de 70 anys a la ciutat. Cada any es publiquen noves recerques.

Enguany he volgut afegir aquesta referència que explica la corrupció dels règim i el sistema. Jordi Amat al seu llibre Vèncer la por. Vida de Gabriel Ferrater, recull (pàgines 245/246) un parell de perles referides a la Riuada del 62, i les conseqüències econòmiques provocades pels aiguats: “L’esquema de la farsa és com segueix”. I comença a fer un relat hilarant partint del pànic que s’havia desencadenat: les riuades haurien malmès el nucli industrial català i s’havia de fer un gran esforç estatal de reconstrucció. “La Diputació de Barcelona, sentint-se en un moment històric, i amb més gestos nobles que Mirabau, va decidir d’avalar un crèdit per un valor fins a mil milions”. Quan es va fer balanç de la tragèdia, tanmateix, es va comprovar que la tragèdia havien estat els morts i la destrucció d’habitatges, però que no havia fet ni molt menys tant de mal a la indústria. “De burgesos prou pintes per a fer cases per murcians dins el llit dels torrents n’hi ha molts, però de prou ximples per a posar-hi la fàbrica ni ha pocs”. Com a molt el cost de la reconstrucció era de quatre-cents milions i la diferència de sis-cents amb relació a allò planificat estava facilitant una picaresca d’una pila de burgesos nostrats que se les empescaven per lligar gossos amb llonganisses. “La frase que més se sent per Terrassa i Sabadell des de fa tres setmanes és la del miracle català”.

Cine Doré. Terrassa


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