
Durante los días 21 al 24 de julio, quienes subscriben estas líneas, hemos tenido la oportunidad de transitar por caminos muy próximos —y a menudo en paralelo— al celebrado camino de Santiago y también afamado de las gestas del Cid. Son lugares que no aparecen en los mapas de las oficinas de turismo ni en las agendas culturales. Estas modestas notas pretenden facilitar algunas pistas a los mapas digitales y vitales vigentes, y promover su interés entre las nuevas generaciones.
Llegamos a Burgos siguiendo el vuelo de un documental que nos cautivó en tiempos de pandemia “La cigüeña de Burgos”[i], junto a su directora, Joana Conill. Compartiendo emociones y formando parte de la delegación de la ACEPF (Associació Catalana d’Expresos Polítics del Franquisme), rememorando el camino de muchas de las persones que sufrieron la represión durante la larga noche de la dictadura.

Tuvimos la primera cita en el Espacio Tangente, donde fuimos recibidos fraternalmente por representantes de las entidades cívicas que trabajan por mantener viva la memoria de la solidaridad que cultivaron con los presos de Burgos y con sus familias. Auténtica hermandad en los tiempos de plomo. Tal como pudimos revivir al conocer a los descendientes de las mujeres y hombres que se lo jugaron todo, hasta su integridad física, ofreciendo cobijo a las mujeres y familiares de los presos políticos que llegaban a Burgos desde lugares muy alejados. Particularmente en las duras jornadas del invierno inclemente. Las mujeres, como siempre, ejerciendo de auténticas heroínas anónimas, tejiendo espacios de solidaridad día a día, paquete a paquete, abrazos, cigarrillos y versos. Soportando las visitas y los registros de la “Brigada político y social”, la policía de Franco, para intimidarlas. Nunca se rindieron. Es preciso recordar que esta solidaridad con la prisión de Burgos constituyó una presencia constante de la legendaria “La Pirenaica, Radio España Independiente, La única emisora sin censura de Franco”, durante los tiempos de nuestra adolescencia. En este espacio lleno de memorias también se exhibe la exposición N-623 de David Castillo[ii].

El viernes 22 pudimos entrar y visitar la mítica prisión o penal de Burgos. Enric Juliana, ha explicado muy bien la importancia de este centro penitenciario en su libro “Aquí no hemos venido a estudiar”. Enrique Santiago, secretario general del PCE, ha recordado en “La voz del patio”[iii] la importancia de esta prisión en la historia de España. Aquí cumplieron largas condenas centenares y centenares de opositores al régimen franquista, y particularmente comunistas, fue conocida como la Universidad del PCE. “Esta cárcel es el reconocimiento y respeto a todos los luchadores por la democracia y por la libertad (…) La reconciliación nacional salió en gran medida de esta prisión”. Fuimos recibidos por la actual directora del centro y su equipo directivo. Y Mónica Gutiérrez y Rosario Cunillera, hijas de presos políticos fueron entrevistadas por el equipo de redacción de “La Voz del Patio”, presos actuales. Un buen ejercicio de formación, pedagogía y rehabilitación. Mucha emoción pisar el patio junto a Asun Amelivia, Antonia Jover, Rosa Viñolas…, que conocen muy los espacios carcelarios de la dictadura. Algunos de nosotros habíamos solicitado consultar los expedientes de familiares que estuvieron en Burgos. Pudimos ver el de Fulgencio Moya Hernández[iv], familiar a quien recuerdo con afecto por haber compartido vecindad y secretos de militancia clandestina con mi padre, en la calle Eugeni Ferrer Dalmau, en el barrio de Can Palet de Terrassa. El expediente dividido en dos carpetas (los dos sumarios), y que ocupa un buen grueso de documentos amarillentos y abundante papel de copia de carbón, es ilustrador de una época. Represión e impunidad sin paliativos. Un retrato fiel de una época de terror. Fulgencio Moya Hernández había nacido en Abla (Almería), igual que mi padre y mi madre, y allí fue detenido en julio de 1939. Fue condenado a “reclusión perpetua”, equivalente a 30 años de prisión, por “rebelión militar”. Es decir, por defender el Gobierno legítimo de la República. Cumplió reclusión militar en Astorga y Santiago de Compostela. Salió en libertad condicional siete años más tarde. Fijó su residencia en Terrassa en el año 1946, junto a su esposa Carmen, gente muy modesta. Aquí, en nuestra ciudad, se incorporó al PSUC y volvió a ser detenido el año 1959, junto a numerosos dirigentes y militantes del partido. Consejo de guerra en Madrid y prisión en Burgos, desde 1960 hasta febrero de 1964. Regresó a su domicilio en Terrassa —su casa lindaba con la nuestra— un mes antes de la muerte de mi padre, Juan Hernández, con quien tenía muy buena relación. Revisar su expediente y citarlo en esta crónica es una manera sencilla de reivindicar a la gente modesta que casi nunca sale en los libros de historia.

A la salida del centro penitenciario nos dirigimos a la antigua prisión provincial de Burgos, donde en el año 2007 se inauguró un monumento para recordar “a todos los hombres y mujeres que fueron víctimas de la represión de la dictadura franquista por defender la libertad y la democracia y a todos aquellos que ayudaron a los presos y perseguidos políticos”. Repetimos nuestro modesto homenaje depositando un ramo de flores, y llevándonos un puñado de imágenes inolvidables.

También hemos tenido la oportunidad de visitar la exposición Gótico en la sala del Arco de Santa María, y compartir las explicaciones de su autor Juan Vallejo, artista plástico, con una dilatada trayectoria y obra acreditada. También represaliado en Burgos durante la dictadura, comunista y defensor de la memoria en el arte. Todo un lujo.

El sábado 23 fuimos a Bañuelos de Bureba a visitar la Escuela del maestro Benaiges. Ya conocíamos la historia de este maestro de Montroig del Camp —a quien se declaró Hijo Ilustre el 12 de mayo del año 2021[v]—. “El retratista”, excelente documental y otros libros[vi] ya nos habían explicado el secreto de aquella fotografía donde aparecen 9 niños y 8 niñas, y un maestro que quería llevarlos a conocer el mar. Atender las explicaciones directas, pedagógicas y siempre rigurosas de las personas de la Asociación, que mantienen viva esta Escuela museo, constituyó una experiencia muy instructiva y emocionante. Entrañable. Como la pequeña placa sobre la puerta del modesto edificio donde se puede leer: Escuela Antonio Benaiges “Respetemos al niño que sea niño y sienta luego, la necesidad de ser hombre”. Toda una declaración de principios. El maestro catalán había llegado al pequeño pueblo de Bañuelos en el año 1934, y alteró la vida de los niños y las niñas que iban a la escuela, haciéndoles soñar con un futuro mejor. Por esta razón lo asesinaron el 19 de julio de 1936, con treinta y tres años, después de pasearlo subido en una camioneta, maltratado y humillado, por las calles de Briviesca. Una historia silenciada, como la de centenares y miles de crímenes todavía por escribir, que se dilatan en el tiempo de la memoria frente al olvido, bajo el manto de tierra y anonimato de las cunetas. De la Escuela nos hemos llevado chapas, puntos de libro, fotografías de la estufa, la gramola, los pupitres y la imprenta de la metodología educativa, revolucionaria, Freinet. También la reciente publicación de José Antonio Abella “Aquel mar que nunca vimos”. El médico rural que ejerció en estos pueblos de Bureba hace más de 40 años, y que descubrió el pacto de silencio impuesto por el terror de la dictadura. Un relato escrito desde el corazón y la razón y una mirada reparadora que conforma un magnífico ejercicio literario. Una aportación imprescindible en tiempos de un negacionismo raquítico y miserable.

Después de una comida fraternal muy cerca de Briviesca emprendimos viaje hacia los montes de la Pedraja, una zona muy próxima a Villafranca Montes de Oca. Aquí, junto al plácido y solitario (a estas horas de la tarde) del camino de Santiago, se encuentra el monumento que recuerda a centenares de personas fusiladas[vii] en los días y meses siguientes a la sublevación. También se encuentran las fosas que la Asociación de familiares de personas asesinadas, han recuperado, y donde han sido exhumados más de cien cuerpos, muchos atados y con bala en el cráneo, aunque muy pocos identificados. El artículo sobre un corazón y 45 cerebros, así como la canción de María Arnal, constituyen un auténtico poemario[viii]. Otros centenares están pendientes de ser encontrados e identificados en este entorno.

Completamos la jornada de estos frágiles caminos de la memoria —siguiendo la ruta del Cid y de Santiago—, dirigiéndonos a San Pedro de Cardeña[ix]. Un monasterio con muchos siglos de historia. Allí también pudimos recordar y reivindicar la memoria de más de 4.000 brigadistas internacionales, encarcelados y maltratados, junto con otros cientos de republicanos españoles. Ninguna placa recuerda este hecho en un lugar tan emblemático de las rutas simbólicas como han denunciado repetidamente las entidades memorialistas. Habrá que reivindicarla como espacio de memoria democrática, junto a la Escuela de Bañuelos y la Pedraja. Por dignidad y por imperativo democrático. Pero es necesario también que los cientos y miles de catalanes y catalanas, y particularmente las generaciones más jóvenes, que se desplazan cada año recorriendo la ruta jacobea, tengan también interés por conocer algunos de los paisajes de nuestra memoria colectiva más próxima. Este sería, sin duda, el mejor homenaje a la gente que vivió y se comprometió en los tiempos de esperanza del maestro Benaiges, en la defensa de los valores republicanos, también a la gente anónima que sufrió el terror del fascismo y la represión en las cárceles de Burgos. Un símbolo de la libertad y del mar que aquellos niños y aquellas niñas nunca pudieron ver.
Consol Hernández y Domènec Martínez (ACEPF)
Agosto de 2022

[i] La cigüeña de Burgos. https://www.filmin.es/pelicula/la-ciguena-de-burgos
[ii] Imágenes de Andrés Gonzalo Serrano. Encuentro en el Espacio Tangente.
[iii] “La voz del patio”, abril de 2022 https://www.lavozdelpatio.es/assets/files/La_Voz_del_Patio_09_web.pdf
[iv] Fulgencio Moya Hernández aparece citado en la Tesis doctoral de Francisco Manuel López López. República. Guerra Civil y Represión en Abla (Almería).
[v] Hace un año, el 30 de julio del año 2021 se hizo el acto de distinción de Hijo Ilustre a Antoni Benaiges en Montroig del Camp. http://diaridigital.tarragona21.com/lajuntament-celebra-lacte-de-distincio-del-fill-il%C2%B7lustre-de-mont-roig-del-camp-el-mestre-antoni-benaiges-i-nogues/
[vi] “Desenterrando el silencio”, escrito per Francesc Escribano, Francisco Ferrándiz y Queralt Solé (con fotografies de Sergi Bernal), y “El mar será….”, de Sebastián Gertrúdix i Sergi Bernal.
[vii] https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2015/10/20/fosas-de-la-pedraja-homenajes-y-vandalismo/
[viii] Artículo sobre estas exhumaciones y canción de María Arnal i Marcel Bagés.
https://www.publico.es/espana/corazon-y-45-cerebros-rojos.html
[ix] Ver estudio de Celia Villar
Nota final:
“España no será una auténtica democracia mientras la inmensa mayoría de sus hijos, por falta de escuelas, se vean condenados a perpetua ignorancia”. Marcelino Domingo, 23 de junio de 1931
El Gobierno de la II República hizo público en el año 1931 un plan quinquenal para crear 27.000 nuevas escuelas. Únicamente pudo hacer 7.000.
Este artículo fue publicado anteriormente en catalán en:
ACEPF https://mailchi.mp/cc132aa3bc1f/butllet-gener-15914560
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