La transmisión de la memoria es un acto de resistencia, Ray Bradbury. Fahrenheit 451.

Es bien cierto que tenemos una historia común que es necesario preservar y también transferir. Por imperativo democrático.
Los últimos días hemos participado en la Marcha 0 de la Desbandá y la Retirada. Paso a paso y nombre a nombre. Desde Barcelona hasta las playas de Argeles. Hemos hecho un ejercicio de cultura, recuperando la historia y la memoria, hemos añadido conocimiento en cada etapa sobre las personas que llegaron a Catalunya, principalmente miles de mujeres y criaturas desde Andalucía y otros lugares del sur, huyendo del terror fascista, y hemos realizado un reconocimiento a la memoria de las personas que en condiciones muy adversas practicaron la solidaridad y fraternidad. Memoria integral para garantizar el principio de no repetición.
Es la misma voluntad que preside el acto de hoy, aquí en esta plaza. Mucha gente joven desconoce el significado de Terrassa, La Roja, tal como era conocida nuestra ciudad en los años 60 y 70. Las huelgas obreras y las manifestaciones para mejorar las condiciones de la gente trabajadora, así como un potente movimiento vecinal, situaron a Terrassa en el centro de las luchas obreras y populares, forjando nuevos espacios de resistencia contra la dictadura franquista. El PSUC, la Juventud Comunista, las incipientes CCOO, los grupos de las comunidades cristianas, la Juventud Obrera Católica, JOC, el movimiento vecinal, el Movimiento de Mujeres Democráticas, y los curas obreros, pagaron un alto precio en multas gobernativas, detenciones, torturas, despidos y otras formas de persecución y represión.
Permitidme una breve referencia y algunos antecedentes. He escogido tres momentos.
Esta placa se añade a la primera que inauguramos en el año 2017 en el Parc dels Catalans, recordando la manifestación de las piedras del año 1967. “Contra los salarios de hambre y la carestía de la vida, por un seguro de paro, y por un sindicato obrero, democrático y unitario”. La convocatoria del Primero de Mayo de este año: Con las cosas de comer no se juega, hace referencia a la necesidad de repartir los beneficios empresariales, subir los salarios y bajar los precios. La diferencia es que aquella jornada se cerró con heridos de bala y 65 personas detenidas, como la María Gallardo, algunas de ellas de madrugada. Lucía Sánchez Casas, oriunda de Almuradiel, lo vivió de forma brutal como nos recordó su hijo Paco en una jornada reciente. El año 2019 pusimos la segunda placa para recordar la concentración del Primero de Mayo de 1969 en la Font de les Canyes, lugar de reunión de las clandestinas CCOO. También acabó con un buen puñado de personas detenidas que fueron sometidas a la jurisdicción militar. Algunos de nosotros tenemos buena memoria. La más reciente, la tercera, fue colocada en tiempos de pandemia para recordar la gran huelga de AEG del año 1970. Las crónicas de la época hablan del protagonismo de la gente llegada desde el sur, como José López Neiro, que había nacido en Albuñol (Granada). La nómina de gente a citar implicada en la lucha por la dignidad en este barrio es enorme, y habrá que hacerlo, por justicia y memoria democrática. Agustín Romero Gata, procedente de Martos (Jaén), ocupa también un lugar destacado. Afortunadamente disponemos de publicaciones como Combat per a llibertat. Memòria de la lluita antifranquista a Terrassa (1939-1979), entre otras del CEHT, que nos ayudan a preservar esta memoria.
Terrassa, Ca n’Anglada, y otros barrios periféricos, era tierra de acogida de familias enteras llegadas desde Andalucía, Extremadura, Murcia, o la Mancha, y muchas de ellas con sólidas convicciones fruto de la represión franquista. Arraigaron con sus modestas pertenencias y se implicaron en los anhelos y aspiraciones por la mejora social de nuestros barrios. Llenándolos de vida, penas y alegrías, proclamando el ejercicio de la dignidad y solidaridad.

En este itinerario de placas pedagógicas citadas, existe un hilo conductor muy potente: el protagonismo de los trabajadores y de las trabajadoras, de un movimiento obrero que vertebró la lucha política y social, haciéndola más amplia y plural, durante el largo combate contra la dictadura. Cipriano García Sánchez, vecino de este barrio, fue uno de los fundadores de la Comissió Obrera Nacional de Catalunya. Una plaza en nuestra ciudad y una Fundación con su nombre lo recuerdan. Conviene que su nombre se preserve en los libros de historia.
Hoy, con esta nueva plaza, honramos a la gente de Ca n’Anglada y de otros barrios que nunca se resignaron. “Esta plaza donde se encuentra la Iglesia de Sant Cristòfol fue el epicentro de un activismo muy potente donde confluían comunistas, anarquistas, comunidades cristianas de base, el movimiento vecinal y el movimiento obrero. Los curas progresistas facilitaban cobijo y protección a las reuniones de CCOO o de las Mujeres Democráticas, a las personas represaliadas y a las luchas obreras.
Por esta razón, y tal como se recoge en la placa, esta plaza era conocida como Plaza Roja. Pero también se la conocía como la Plaza del Cura. Era un reconocimiento al papel del cura obrero y comunista Agustí Daura. Él, y Joaquim Garrit, los sacerdotes obreros de la Parroquia de Sant Cristófol en Ca N’Anglada, sufrieron la presión de las fuerzas vivas de la ciudad y del arzobispado, digamos los poderosos, reclamando su expulsión de la parroquia a finales de los años 60. Encontraron la solidaridad de los curas obreros de la ciudad, de las comunidades cristianas y de los vecinos de los barrios. Se sucedieron los encierros en la parroquia, la proliferación de manifiestos, y otras formas de comunión, compromiso social y crecimiento de la militancia comunista.
También hay que señalar el protagonismo de las mujeres agrupadas al entorno de las Mujeres Democráticas de Terrassa. Ya se ha dicho, pero conviene reiterarlo, Ca N’Anglada, un barrio en construcción y autoconstrucción, casa a casa, era también un mundo de solidaridades cruzadas con un objetico común: mejorar la vida de sus habitantes. Ellas fueron, a su manera, pioneras en la defensa y recuperación de los derechos y reivindicaciones de las mujeres conquistadas durante la II República y prohibidas y perseguidas durante el franquismo. Gracias al esfuerzo del CEHT sus nombres figuran en algunos de nuestros libros de historia. Gracias Teresa Rodríguez por el empeño en rescatarlas, y por la exposición “Les dones també hi erem”, que no precisa de más explicación.
Los comunistas del PSUC ganaron las primeras elecciones del 15J de 1977, y Agustí Daura encabezó la lista municipal del año 1979. Se antojan tiempos lejanos, pero como decíamos al principio, conviene recordarlo.
Muchas de las personas que se manifiestan cada semana en nuestras plazas en defensa de la Sanidad, la Escuela pública o las Pensiones dignas para todos, son hijas e hijos, también nietas y nietos, de aquella gente que nunca se doblegó. Conscientes, como reivindicamos hoy aquí, qué para luchar contra la precarización de la vida, las crecientes desigualdades y contra la destrucción del planeta, no valen las salidas individuales, ni los manuales de subsistencia, ni tampoco apostarlo todo a la revolución de las redes sociales.
Lo que estamos haciendo hoy con la inauguración de esta modesta placa (hay que añadir el código QR, que nos permita llenarla de contenido), es reivindicar la memoria útil, la memoria que nos ayuda a construir futuro. Para ello necesitamos fortalecer los sindicatos de clase, afiliarnos y hacer crecer las organizaciones sociales, reivindicar la vigencia del Primero de mayo, el ecofeminismo, y su dimensión internacionalista. Mucha pedagogía de la memoria como antídoto para combatir los negacionismos, los discursos xenófobos y la criminal cultura de la violencia machista.
¡Viva la gente de Ca N’Anglada, viva la memoria de la Plaza Roja, viva el Primero de Mayo!
Domènec Martínez García. Sociòleg. Espai de Memòria de dels Valors Democràtics de Terrassa.