Xinjiang. En la ruta de la seda
La noche del 3 al 4 de junio de 1989 subíamos al tren en la estación de Turfán, de regreso a Beijing. Eran las dos de la madrugada y nada hacía presagiar lo que estaba sucediendo en la plaza de Tiananmen.
Reproduzco las notas de viaje que emprendimos el 19 de mayo con destino hacia el Xinjiang, y el regreso del 8 de junio a la capital de la China. Una ciudad irreconocible.
Cuando iniciamos el viaje en tren hacia Urümqi, capital de Xinjiang, un día antes de la proclamación de la ley marcial, Beijing (Pekín) es todavía una fiesta. Es nuestro viaje de despedida de China. Nuestra misión en la fábrica ha terminado. Rut y Víctor se han despedido también de sus compañeros de clase, emoción y lágrimas a raudales. Durante el trayecto en tren, cuatro días y tres noches, aprovechamos para repasar preparar sus exámenes de EGB a distancia, cuya prueba final tendrá lugar en la embajada de España en circunstancias poco imaginables (…) Nos dirigimos al Xinjiang, en el noroeste de China. Lugar de paso en la mítica Ruta de la Seda que unía Asia y Europa, donde se encuentran restos de ciudades con más de 3.000 años de historia, el inmenso desierto del Gobi y las altas montañas del Tianshan (…) Esa misma noche, mientras nuestro tren avanza por la provincia de Shaanxi, bordeando el río Amarillo (Huang he), cientos de vehículos militares arriban a las puertas de Beijing.
Llegamos a la estación de Urümqi el dia 22 de mayo, después de un recorrido de 3.800 quilómetros. Hace un sol de justicia y nos instalamos en un hotel para chinos (no para turistas extranjeros). Por la tarde, en la estación de autobuses conseguimos los billetes con destino Kasghar, con salida para el día siguiente (…) La ruta en autobús hasta Kasghar bordea el desierto de Taklimakan. La distancia es de 1.500 quilómetros, que se cubre en tres días. Una gran oportunidad para conocer ciudades-oasis, y sus gentes singulares, los viajeros y viajeras vestidas de vivos colores.
El mercado de Kasghar es una invitación a la exaltación de los sentidos. Telas de seda, alfombras de lana, oferta impresionante de variedades de especias, hierbas y pieles de serpiente para prevenir o tratar enfermedades, el trote de los caballos sometidos a examen antes de cambiar de manos. Camellos, corderos, vacas y bueyes, y un tráfico inaudito de carros y transportes públicos tirados por burros. La mayoría de sus conductores son niños (…)
En Turfan, la tierra más baja y calurosa de China, 140 metros bajo el nivel del mar, nos reponemos de un largo trayecto por el desierto. Visitamos las ruinas de Gaochang y Jiaohe, míticas ciudades de la Ruta de la Seda. También la ingenieria de los pozos karez (conducciones de agua subterránea), construídos hace más de 2000 años y que han permitido convertir a esta región en una tierra fértil. El valle de las uvas da renombre a sus vinos.
El tren de regreso a Beijing se demora en estaciones secundarias. Después de tres días y cuatro noches llegamos a Beijing, era el 8 de junio. Una ciudad desconocida (…), tal como relatamos en la próxima entrada.
Imágenes del viaje en el PDF: 1989 mayo junio Xinjiang
Esta entra se relaciona con las tres entradas anteriores:
1989 Llega Gorbachov. Vuelven los rusos
Una respuesta a “La Luna de Beijing (11)”